Antoni Cantallops cartografía el laberinto en este poemario con los únicos instrumentos posibles con que esa hazaña puede lograrse: la palabra, la poesía. Antoni nos expone un mapa imposible, donde fronteras de espiral, vacío y señuelo se enredan en un infinito venido a menos como los ángeles, como el amor, como la cordura… Donde las fronteras entre uno mismo y las del propio laberinto se desvanecen.
Ahora solo me queda el laberinto, el minotauro,
el combate cuerpo a cuerpo con mi sangre
y mis células,
la locura galopante del miedo,
la soledad que me significa en todos los caminos.