Desde un hospital para abandonados y abatidos, Antonio, figura protagónica del drama, ejerce el derecho a soñar; lo hace incluso, en medio de las adversidades y en contra de las costumbres. Sufre, como otros tantos personajes creados por el ingenio de Melvin Méndez, las desgracias y avatares propios de los sectores marginales de nuestra sociedad. Ante la desesperanza, la injusticia social, el poder y la incomprensión, este hombre encuentra el único camino posible para sobrellevar la angustia: pensar en el porvenir e imaginar otra vida, otro mundo, una existencia con alas.
Con esta pieza dramática, la Editorial Costa Rica ofrece, a la vez, una obra fundamental de la dramaturgia costarricense contemporánea y un punto de partida para la reflexión íntima acerca de las circunstancias de las personas mayores.