El primer volumen de El alma enferma pinta un cuadro de las relaciones entre criadas, señoras e hijas de ambas, además de algunos personajes masculinos, recordando cómo era la vida en 1835 desde un presente que puede ser el 1864 de cuando data la novela.Desde allí, con el estilo de asociación semi-libre tan típico de las conversaciones entre vecinas y vecinos, se irán agregando parientes, otras personas cercanas y sus trasfondos.A través de la narradora se da un elogio de las costumbres frugales y de las actitudes piadosas, como parte de un ideal de humildad autosuficiente que para ese entonces se estaría perdiendo.-