(…) Esa sensación de «estar como en casa» es justamente lo que transmite este libro. Las presentes historias, tan delicadamente narradas, llenas de sentimientos, adversidades y misterios tintados de colores pastel, nos embarcan en un viaje hacia un salón perdido en el tiempo tan acogedor como nuestro propio hogar.
La autora nos relata cuentos tejidos con los hilos de la experiencia que guarda en su propio costurero de palabras. El componente familiar, la lealtad a uno mismo y a los que nos rodean son valores que se pueden palpar. Sus personajes, esa gente corriente, se pasean con total fluidez entre el sufrir silenciado y las ganas de vivir, recordándonos que la fuerza surge a menudo de la adversidad, y que muchas veces la vida es un prodigio en sí misma que nos hace reflexionar. (…)
Marta Mirosa