El debate filosófico de los primeros cuatro siglos de nuestra era, que vieeron el triunfo final del cristianismo, fue sumamente interesante, aún considerando que la filosofía fue sometida a la teología, "Philosophia ancilla Thaeologiae" dijo San Agustin.
Se debatieron temas científicos y morales, entre los cuales el origen del bien y del mal.
Hasta hubo quien, aún haciendo discursos filosóficos, contrariaba la filosofía, diciendo: "Persigue la verdad, pero desconfía de aquellos que dicen haberla encontrada".