Los cuatro textos (un relato que no es un relato, la historia de un personaje atrapado en sus palabras, el viaje de un padre con sus hijas y la autopsia de un proceso judicial) que componen este libro, Verdades creadas, y lo convierten en un falso volumen de relatos, comparten, además de numerosos motivos que se extienden y entrelazan de unos a otros, tres rasgos comunes: una misma y peculiar estructura narrativa en la que el tiempo no juega papel alguno; el hecho de que todos ellos aludan a otra obra, real o ficticia; y que los cuatro abordan la cuestión de lo que entendemos por verdad y su engarce con lo real. El resultado es un volumen formado por piezas autónomas que cobran todo su sentido como conjunto.