[…] Al igual que otras prácticas, el teatro fue utilizado como arma de lucha, instrumento básico para la toma de conciencia y preparación ideológica del pueblo, fuerza motriz de la revolución. Actores, dramaturgos, incluso grupos completos, se alinearon con uno u otro proyecto político de izquierda y llegaron, en algunos casos, a convertirse en el brazo legal a través del cual organizaciones clandestinas reclutaron militantes para la guerrilla.
En el presente trabajo se emplea el concepto de dramaturgia militante para designar tal fenómeno y el de política de masas para aludir a las orientaciones, métodos y técnicas empleados por las vanguardias políticas y los artistas en un esfuerzo consciente por instruir, movilizar y organizar a distintos sectores sociales para la toma del poder y la transformación social.