Escribir sobre lo que sucede en Venezuela es una labor de alto riesgo de la que muy pocos salen bien parados. El vértigo de los acontecimientos ha lesionado la capacidad crítica de aquellos que opinan activados por la campana de Pavlov: una declaración incendiaria del presidente, el gesto adulador de alguno de sus ministros, el relanzamiento de una Misión o el nuevo eslogan "revolucionario" que se multiplica viralmente en las vallas de la ciudad.
Están también los observadores silenciosos, recelosos del arrebato mediático, que van seccionando nuestra realidad en capas de significados y cuyas opiniones cobran un sentido mayor al cabo de un tiempo, porque su capacidad de discernimiento se despliega como los fragmentos de un "puzzle", que se van concatenando hasta articular la pieza completa. Este es el caso de Colette Capriles y es su excepcional habilidad interpretativa la que convierte este libro en un documento imprescindible para reflexionar sobre el proceso de demolición de la democracia venezolana.
No faltarán los lectores admirados por la agudeza con la que la autora supo, en estos años, observar y valorar la profunda transformación social que la Revolución Bolivariana lleva a cabo, pero, sobre todas las cosas, por la exactitud con que Capriles vaticina el vasto daño que se constata hoy en todos los órdenes de nuestra institucionalidad democrática.