El presente es tan escurridizo que cuando nos damos cuenta ya se convirtió en pasado. Diez años después de que todos se fueran de la residencia, Darío es capaz de volver a los últimos días con Sarah, una amiga cuya desaparición, paradójicamente, ayudó a llenar la vida de Darío, un joven torpe en el amor, bueno en la cocina y aún mejor para viajar en bicicleta y a través de la memoria.