La imaginación socialista nos presenta los rasgos de la tradición socialista como los propios de un ciclo histórico cerrado. A lo largo del siglo XIX el socialismo exhibe su juventud, con el cambio de siglo llega a su madurez y, desde la mitad del siglo XX, llega a su hibernación. En el presente, estamos ante un extremado agotamiento social, político, ideológico y cultural de la imaginación socialista.