El Gobierno de la derecha encabezado por Mariano Rajoy había obtenido en las elecciones generales del 20 de noviembre de 2011 una amplia mayoría parlamentaria propiciada, más que por su ascenso electoral, por la debacle que sufrió el PSOE en estos comicios, con una pérdida de casi cuatro millones y medio de votos. La manifiesta desafección de las mayorías sociales de progreso al partido socialista, en un contexto en el que lo que está en crisis son las recetas neoliberales; el amplio mandato otorgado por las urnas a la derecha para que actúe sin complejos en contra de los intereses de amplios sectores ciudadanos, suponía, y supone, la necesidad de abrir un espacio de reflexión en el contexto de la izquierda para sobresanar la crisis que padece. La urgencia de que el partido socialista deje de ser una alternancia a los gobiernos de la derecha para convertirse en una auténtica alternativa es hoy un elemento imprescindible para el futuro del PSOE.