La seguridad tecnológica, la confianza en los sistemas de información y en las herramientas, programas y soluciones informáticas y los avances técnicos en la creación, transmisión y almacenamiento de documentos electrónicos, la consolidación de los mercados digitales de bienes y servicios intangibles y el respeto por el derecho a la identidad digital son aspectos que nos competen a todos en la sociedad de la información digital. No obstante, aún se perciben lejanos a las preocupaciones del ciudadano común, a pesar de ser usuario de los servicios prestados en las redes digitales y consumidor de productos y servicios ofrecidos en las mismas. En general, el usuario (iniciador, intermediario o destinatario de información) solamente es consciente de los 'riesgos tecnológicos' cuando le ocurre un incidente o acceso abusivo o mediante engaño a un sistema que afecte la integridad o disponibilidad de la información, sea que se usurpe su identidad digital (nombre, seudónimo, claves, imagen), con consecuencias para su reputación, sea que se convierta en víctima de un fraude en sus servicios de banca electrónica o de una difusión o tratamiento sin autorización de sus datos personales, para referirnos a los de mayor ocurrencia.