En nuestra época, el bloqueo de lo nuevo parece total y si existe alguna señal de que algo nuevo pueda surgir en el horizonte es más motivo de miedo que de esperanza. Un empate histórico parece consumarse a la orilla del abismo, de tal manera que no parece posible dar pasos hacia adelante ni hacia atrás. De ahí la sensación de implosión, un orden mal disfrazado de caos, un caos que, por repetido, parece el único orden posible. Por ende, nuestra época es una época de incertidumbre en la que es tan importante mirar hacia el futuro como hacia el pasado. Este libro se sitúa en esta conjunción de tiempos.