Una niñez oscura, con algunos claros e imágenes que sólo pueden ocurrírsele a una mente excepcional, intuitiva. Violeta ama y odia, es compasiva y vengadora, víctima; sus venganzas sólo a ella le importan. Los olores y aromas de los frutos y flores forman parte del mundo de la niña. Le gustan las cayenas —flores de sangre-de-Cristo, denominadas así por el rojo intenso y brillante de sus cinco pétalos.
Es una novela compuesta por relatos en espiral cuyo principal nexo de unión es Violeta, que muere y renace cada mañana; introspectiva y a la vez compulsiva. Dicen que no existe una niña así... Sin embargo está muy lejos de ser una psicópata.