La cuestión de la naturaleza del espacio y el tiempo ha sido uno de los núcleos fundamentales de reflexión del pensamiento francés contemporáneo. En el mundo de la sociología, esta reflexión ha constituido una piedra angular, pues de su caracterización ha dependido todo el entramado teórico que, después, ha pretendido dar luz acerca de cuestiones tan trascendentales como la identidad colectiva o la percepción de los procesos sociales. Émile Durkheim y Marcel Mauss concibieron el espacio y el tiempo como representaciones colectivas elaboradas socialmente y transmitidas a través de la familia y la educación. Maurice Halbwachs intentó demostrar que había una duración social que podía manifestarse en un fenómeno tan relevante como la memoria colectiva. Georges Gurvitch distinguió un sinnúmero de dimensiones del tiempo social, reprochando a la Historia y a los historiadores sus pretensiones de subsumir los acontecimientos en una temporalidad plana. Michel Foucault abogó por la destrucción del tiempo y del espacio inculcados en la formación de los individuos y la contrapuso a la generación de una nueva matriz espacio-temporal, atribuible a un nuevo sujeto. Finalmente, Pierre Bourdieu, en sus investigaciones acerca del arte y de la cultura, ha puesto de manifiesto que las concepciones temporales y espaciales llevan implícito un mecanismo de distinción que implica una sistemática reordenación de los universos simbólicos.