Inmerso en un mundo frenético de sacerdotes, maquis, y contrabandistas, dos fantásticas mujeres marcaron mi vida: la primera, ingenua e inolvidable, no supe arrebatársela a la oscuridad; la segunda, envuelta en misterios indescifrables, era mi segunda oportunidad.
Las oportunidades surgen de vez en cuando, unas veces por sí solas; otras, hay que salir a buscarlas. Lo importante es que, aunque alguna se nos escape de entre las manos o simplemente no la reconozcamos, mantengamos el equipaje preparado porque seguro, de bien seguro, que en un momento u otro surgirá una nueva oportunidad y con ella un nuevo sueño, una nueva ilusión por la que luchar.