Dos hermanas, Arsinoe y Cleopatra, dos reinas al mismo tiempo y en un mismo país: Egipto.
El enfrentamiento entre ambas fue implacable. Las dos lucharon denodadamente para hacerse con las riendas de su patria.
Los emperadores César Augusto y Marco Antonio cayeron rendidos a los pies de Cleopatra y vivieron junto a ella apasionadas historias de amor. Ambos fueron hábilmente manejados por Cleopatra para que la ayudaran a terminar con la vida de su hermana, aunque César admiraba tanto a Arsinoe que decidió una arriesgada estrategia para salvarla.
Arsinoe, en medio de su azarosa vida, vivió una intensa historia de amor siempre amenazada por el filo de las espadas que empuñaban los sicarios comandados en la distancia por Cleopatra.
La lucha parecía interminable pero el destino debía cumplirse inexorablemente y llegó el momento para Arsinoe de enfrentarse al juicio final de Osiris. La sentencia iba a marcar su tránsito final hacia una vida eterna en los campos de Aaru o supondría desaparecer para siempre bajo las fauces de la Gran Devoradora.