Escritos en la madurez literaria de Robert Pinget, a ratos perdidos entre el resto de su obra, "Señor Sueño", "Arado" y "El arnés" tienen como protagonista al señor Sueño, un jubilado que anota lo que siente y piensa, o lo que cree que ha pasado, no como si lo recordara, sino como si lo oyera.
Ácido e irónico, a medio camino entre la prosa de su amigo Samuel Beckett y el humor de Buster Keaton, Pinget dio un peculiar encanto a esta novela (¿o diario?, ¿o colección de apotegmas?, ¿o borrador?), su inclasificable obra maestra.
"Si fuera posible deslizar aquí algunas líneas pe-
netrantes sobre el pasado del señor Sueño que dieran al personaje un interés retroactivo por así decirlo, se haría. Pero es imposible y la razón de ello no puede darse."