Sentado a su escritorio, F.L.S. afronta el trabajo de desenmascararse antes de que la enfermedad se lo impida, convencido de que, si no asume él mismo esta tarea, a nadie le interesará hacerlo. En las afueras recoge el texto en el que el protagonista despliega esta lucha, desesperada y crepuscular, contra el lenguaje y la memoria, y con la que trata de desmontar su propia identidad y el relato sobre la historia del arte que había ido creando a lo largo de su vida. Pero no es un proceso sencillo. Los recuerdos y las palabras se van descomponiendo a medida que intenta recuperarlos durante los escasos momentos de lucidez de los que todavía dispone, y los fragmentos de sus obras parecen flotar sumergidos en un caos verbal que, además, los cuestiona.