Durante años, España ha vivido un encendido debate sobre la memoria de la represión franquista durante la Guerra Civil y la Dictadura, que no ha servido sin embargo para aclarar lo que significa recordar un pasado traumático o por qué grandes sectores de la sociedad española niegan la pertinencia o el derecho a ese recuerdo. La Siega del Olvido es una obra que trata de hacer visibles los canales por los que personas de hoy se sienten completamente concernidas por el horror experimentado hace dos generaciones. Explicitar ese sentimiento le obligará al autor a desplegar recuerdos y experiencias autobiográficas, muchas veces íntimas.
Sólo así podrá percibirse de forma fehaciente la presencia del pasado traumático en el individuo. Indagar en la memoria de la represión implica, no obstante, separarla del concepto de "memoria histórica". La innegable contribución de los historiadores al conocimiento de la represión franquista no les licita para sostener "como se ha hecho" que España les deba a ellos la pervivencia de ese recuerdo. Así lo evidencian los testimonios legados por Ángel Piedras, un jornalero tío abuelo del autor, que fue una de las cientos de víctimas de la represión vivida en un pueblo de Castilla, Nava del Rey, al comienzo de la contienda. A su salida de la cárcel, en 1944, Ángel Piedras decidió crear una lista que reflejara los nombres de todas las víctimas de aquella monstruosidad.
Con el tiempo, acompañará a la lista con cuadernos de memorias que describían una vida llena de horrores que desembocaría en la tragedia de 1936. De sus obras, no importarán tanto los datos que aporte "pese a su relevancia" como la posición radicalmente ética de un particular que se opone de forma abierta y sin esperanza al olvido que le rodea.