El año 2010, enmarcado por los festejos de la Independencia mexicana a cargo del sexenio panista, presentó el aliciente reflexivo acerca de la tensión política y social que existe entre el Estado-nación y la diversidad étnica. De modo que los ejes punzantes tienen que ver con la continuidad narrativa de una relación de dominación que se perpetúa y celebra a sí misma. En ese sentido, cobra relevancia el análisis y la práctica respecto de la multiculturalidad que aposta sus coordenadas "desde abajo" frente a la gramática "desde arriba".
Esta obra trae nuevamente a la discusión el denominado "colonialismo interno", que en el discurso mismo desecha la posibilidad del reconocimiento a los grupos indígenas, los cuales comúnmente son usados como fórmulas arqueológicas del pasado. Bajo esas directrices, la alternativa apuesta a que, frente a todo colonialismo, debiera emerger alguna propuesta emancipadora que enfrentara al entramado hegemónico, a fin de postular la construcción de un Estado incluyente y respetuoso de la diversidad.