Cuando Raquel hereda dos pisos en la ciudad, un dolor antiguo que parecía enterrado resurge. Cuando en el patio de luces aparece un gato, Raquel se obsesiona con la idea de abrir una gatera que conecte los dos pisos para que el gato pueda moverse con libertad. Esa pequeña puerta pensada para gatos se convierte en una puerta de entrada al interior de Raquel. La relación con una vecina anciana, un joven universitario y un misterioso artista propiciarán una serie de sucesos inesperados. El diario de Raquel nos mostrará un trauma familiar pasado cuya onda expansiva llega hasta el presente.-