En "Golem" hay una propuesta diferente a la que Cantú nos tiene acostumbrados, pero no por eso menos efectiva dramáticamente. En un mundo creado aparentemente en otra dimensión, cuatro personajes conviven en un limbo tan incomprensible como el que desapareció la iglesia católica. Y la única esperanza de estos cuatro científicos, paradójicamente, es un ser que no pueden ver.
En "Memorama", Cantú conjunta una serie de sucesos en la mente del espectador, a través de los razonamientos atrofiados de sus personajes. Acosta es un héroe trágico contemporáneo, que logra hacer contacto con la realidad a través de la pérdida de la misma.
En "Nuestra perversión" el autor camina por un sendero peligroso no nada más para la teatralidad, sino para la vida misma. ¿Quien juzga que el amor tiene que ser entre dos?