El texto, estructurado en tres partes (el cuerpo/las identidades/la tierra), pretende ser una breve reflexión sobre el trabajo de la artista Ana Mendieta (1948-1985), objeto de atención por parte de diversos autores desde hace ya más de una década, en algunos casos por cuestiones ajenas a su producción. No se trata de una biografía ilustrada o un catálogo sistemático. La obra recoge la introducción de algunos apuntes críticos, desde posiciones no coincidentes con los criterios de la historiografía tradicional, que nos ayudan a repensar las aportaciones de esta, y de otras y otros artistas en el marco de la historia del arte, así como la urgente necesidad de redefinir la propia disciplina, sus criterios y su metodología, apuntando la posibilidad de que en ella tengan cabida proyectos divergentes y heterogéneos, sin que tengan que ser necesariamente asimilados.