Con frecuencia al hablar sobre las vacunas se tiene la sensación de que constituyen un elemento de la medicina preventiva presente entre nosotros desde siempre, que nos han acompañado en nuestro crecer. Forman parte de nuestra vida cotidiana, porque en general todos alguna vez hemos acudido a recibir alguna vacuna, a administrársela a nuestros hijos o a nuestros mayores. Más cercano todavía, en el caso del personal sanitario, que hacen posible la acción de la "vacunación" al prescribirla y/o administrarla. En el pasado, vacunar o vacunarse, era un hecho que, la población o los profesionales sanitarios realizaban sin mayor reflexión al respecto. Se vacunaba, e incluso existía la creencia de que era algo obligatorio, y no se cuestionaba, pues la población entendía que se trataba de un plan preventivo epidemiológico que las autoridades implantaban en beneficio de todos, como así era, y se ha demostrado. Buena prueba de ello son los excelentes resultados frente a importantes enfermedades como viruela, sarampión, poliomielitis, etc… En las sociedades modernas es diferente, hoy todos manejamos información, y todos opinamos y decidimos. Pero la gran dificultad estriba en saber si la información consultada proviene de una fuente fiable o, simplemente, es contraria por conceptos diferentes a la ciencia, interpretaciones erróneas, corrientes de opinión, o por simple desconocimiento. Porque el problema de una elección equívoca puede tener consecuencias devastadoras para la persona para la que se ha tomado esa decisión, a menudo los propios hijos, cuando precisamente siempre se quiere lo mejor para ellos. Una invalidez, una enfermedad grave con secuelas o una muerte por una enfermedad prevenible por vacunas son una verdadera tragedia. Por todo ello se hace necesario un libro como <<Vacuna a Vacuna>>