Este libro analiza el papel desempeñado por las baladas citadas en la prosa de los dos Quijotes (Madrid 1605, 1615) de Miguel de Cervantes y la continuación apócrifa (Tarragona, 1614) de Alonso Fernández de Avellaneda. El romancero es el género poético más representado en las tres novelas, un predominio hasta cierto punto natural dado que las baladas eran un género de moda y el complemento lógico de las lecturas que obsesionan a don Quijote. Por su carácter intertextual y su condición de poesía citada, los romances no se presentan aislados, sino interpolados en la prosa o equiparados a esta. En los pasajes en los cuales figura, el romancero está íntimamente relacionado con otros aspectos: convenciones y modas literarias, cultura material, erotismo, estratificación social, intertextualidad, nacionalismo, oralidad y escritura, nexos poesía-teatro y un largo etcétera. El análisis de las baladas de los Quijotes y la continuación apócrifa no solo ilumina áreas de estudio diversas, también expone claves de la escritura cervantina y avellanediana –y de las visiones que Cervantes y Avellaneda tenían de su tiempo–, amén de completar el panorama de la lectura que cada escritor hizo del rival.