1980 fue un año de vergüenza. La ideología trazó una frontera artificial entre dos orillas mentales. Todo lo que no pertenecía a un lugar, ni al de enfrente, eso que no pertenece a nadie y está al alcance de cualquiera, eso que no es ni sólido, ni líquido, ni gaseoso; ni malo, ni bueno; ni violento, ni dócil; ni conocido, ni desconocido, se convirtió en delito, pecado, traición. Esta es la historia de unos seres libres atrapados en el no-lugar.