El clientelismo político en Colombia, desde hace unas cuatro décadas, se ha venido configurado como objeto de estudio de antropólogos, sociólogos, historiadores y politólogos, incluso, se ha configurado como materia de discusión de periodistas y abogados. Los escándalos de corrupción en instituciones públicas, asociados erróneamente con el clientelismo, han suscitado el interés de muchos estudios de caso, que corroboran la existencia de racionalidades útiles a quienes detentan el poder, pero ineficientes dentro de las lógicas de un Estado moderno regido por la trasparencia, meritocracia y la participación ciudadana en defensa de lo público.