Rara vez el razonamiento lleva directamente a la fe. Esto se debe a que en fin de cuentas no es obra humana, sino del Espíritu de Dios. Si tienes fe, esto no se debe primeramente a que te hayas convencido mediante argumentos racionales, sino a que el Espíritu Santo ha obrado en ti. Ciertamente, en algunos casos la razón sirve para abrir el camino, derribando obstáculos que de otra manera dificultarían llegar a fe. Así, por ejemplo, a través de la historia los cristianos han propuesto argumentos contundentes contra el politeísmo, y esos argumentos han ayudado a muchos abriéndoles el camino a la fe. Pero si algún politeísta se convierte, esto se debe ante todo a la obra del Espíritu Santo en su corazón.