La crisis climática nos urge a cuestionar la orientación hacia las cosas materiales. La riqueza interna vale mas que la externa. El consumo ofrece menos momentos de felicidad que el tiempo de ocio.
Podríamos vivir mejor y al mismo tiempo causar menos daño a nuestro medio ambiente.
Esto requiere un cambio cultural. La reflexión sobre las tradiciónes místicas de la humanidad puede ser una valiosa inspiración en este proceso.