Pasada la segunda mitad del siglo XIII, nace en el Condado de Arienzo Fernando, el quinto hijo del Conde. Las crónicas relatan sus aventuras cuando entra al servicio de su mentor, el templario Iñigo de Aretxaga y posteriormente, profesa los votos y se incorpora a la Orden. Su vida transcurre coincidente con el declive y posterior desaparición de la Orden del Temple.
Presentes en la batalla de San Juan de Acre en 1291, reciben el mandato del Gran Maestre de los templarios, Guillaume de Beaujeu, de custodiar y guardar una reliquia que ha estado en posesión de la Orden más de ciento cincuenta años.
Sin embargo, Maxim de Montfort, un templario astuto y codicioso, conocedor de la existencia del tesoro, intenta a todas luces quitárselos, urdiendo trampas y poniéndolos en peligro constantemente.