Adrián Alberto y Victoria se conocieron de niños en las playas de Cantabria. Con el paso del tiempo pasaron de los juegos infantiles al amor y, más tarde, al compromiso matrimonial. Se trataba de la historia de amor perfecta, y así lo consideraban todos los habitantes del pueblo, que envidiaban y admiraban a la pareja. No obstante, poco antes del enlace y sin que nadie lo sospechara con antelación, Victoria decide romper su compromiso y desaparece del mapa, dejando a su prometido solo y asombrado ante una actitud que no puede comprender.
Cuatro décadas después, Adrián Alberto recibe una inesperada llamada. Como si no hubiera pasado el tiempo, Victoria le propone ir a tomar un café. ¿Será verdad que cuarenta años no son nada?