En este libro, el autor sugiere que una de las principales marcas de identidad del cine colombiano (y buena parte del latinoamericano) es la conexión entre acción y realidad, y cómo, ante una realidad caótica de valores invertidos, los personajes de las historias se ven limitados a actuar en un contexto que castiga la heroicidad. Este texto busca ser referente para otros estudios que en el futuro se realicen sobre el cine colombiano o sobre cinematografías con condiciones industriales similares, en el entendido de que conocer las representaciones audiovisuales de una nación puede ayudarnos mucho en el conocimiento de su realidad, pero la narrativa no puede desligarse del contexto de la producción. Cuando la relación entre la acción y la realidad es tan estrecha como en el cine colombiano, estudiar el cine es acercarse a la esencia de los acontecimientos y su impacto en el imaginario colectivo nacional.