Se abre el telón y aparece un data center que está en Alcalá de Henares. Entre circuitos de refrigeración, varios servidores almacenan información que se transmite a través de cables de fibra y que luego salta por una densa trama de cables y antenas: aquí nada es muy lineal. La información llega a un router instalado en el pasillo de tu casa y después a tu portátil, que tiene un pegatina para cubrir una molesta manzana. Al abrir un navegador y hacer una petición, una serie de protocolos permiten que frente a ti aparezca un JPG en el que se ve a Julio Iglesias sonriendo entre dos fragmentos de texto. Allí puedes leer: "Este libro te va a gustar. Y lo sabes!" Se cierra el telón. Enhorabuena, acabas de conocer un meme.
Es posible que el lector espere de Memes otro ensayo sofisticado más sobre un asunto aparentemente banal... Y, la verdad, razón no le falta. En este libro, el investigador Jaron Rowan analiza cómo Internet ha desarrollado su propio folclore digital, desmiente las interpretaciones del meme como algo que sólo pueda entenderse bajo las tesis de Richard Dawkins, y explica por qué esa estupidez intrínseca del meme ha servido en tantas ocasiones como un imbatible ejercicio de denuncia social. ¿Pueden entonces los gatitos crear infraestructuras para el activismo político? A juicio de Rowan, es más que evidente. LOL.