Creo que la autora desarrolla una labor muy cuidada sobre el mundo de los serial killers y perfectamente documentada a partir de informes policiales, psicológicos, médicos, fotografías de las escenas de los crímenes y la descripción de diferentes casos. Janire Rámila tiene esa virtud que pocos son capaces de transmitir: la capacidad de transmitir unos conocimientos adquiridos con una traza y una sencillez en la escritura capaces de captar a cualquier lector. La exposición es clara y precisa, acompañada de una serie de cuadros que facilitan mucho la comprensión. No abusa de la vertiente morbosa del asunto ni se limita a enumerar a los psicópatas más famosos. Lo escalofriante de Depredadores humanos es que las historias narradas no responden a la creatividad de un escritor sino a la de un asesino. El libro está tan bien hilado que da la sensación de que la autora conoce los casos, no porque los haya estudiado, sino porque los ha vivido. El mundo de los asesinos seriales explicado en toda su crudeza y toda su complejidad, desde las motivaciones más oscuras de estos monstruos hasta la consideración de las víctimas por los sistemas judiciales actuales. Cuando pensamos que los asesinos seriales son un producto exclusivo de las modernas sociedades occidentales del S. XX erramos, erraremos también si pensamos que son enfermos pues en su inmensa mayoría distinguen perfectamente el bien del mal, e igualmente si pensamos que son sólo hombres. Depredadores humanos abarca el fenómeno de los asesinos en serie desde todas sus perspectivas y en toda época para derribar estos y muchos otros tópicos y revelarnos datos asombrosos como la existencia de verdaderos depredadores en el S. XIX español, con más víctimas que Jack el Destripador, pero menos mediáticos eso sí.