Fluxus es uno de los movimientos artísticos más escurridizos de la segunda mitad del siglo XX. Imbuido del espíritu del Dadá, su duración, sus participantes, sus características formales, sus intenciones sociales, las influencias que recibe y las que genera han sido objeto de un debate nunca cerrado completamente.
Desde su nacimiento, a medio camino entre Europa (Düsseldorf) y Estados Unidos, a finales de los cincuenta y principios de los sesenta, las diversas facetas que genera se centran tanto en el ámbito de la acción, de la renovación poética, lingüística y objetual, como en la urgente necesidad de pensar el papel del artista en una sociedad crecientemente acomodada, cuestionando el arte como una práctica de la crítica social.
Fluxus responde a una mezcla de todas las propuestas, la música, la performance, el videoarte, las artes plásticas, haciendo de dicha mezcla su rasgo fundamental. Fluxus es un estado de ánimo.
Entre sus principales representantes se encuentran George Maciunas (que emplea el término "Fluxus" por primera vez en 1961), Joseph Beuys, John Cage, Allan Kaprov, Wolf Vostell, Nam June Paik, Al Hansen, el compositor La Monte Young…
A partir de los ochenta el movimiento pasa de un estado marginal a ocupar un lugar protagonista, testándose las principales teorías de la contemporaneidad a la espera de poder ofrecer una imagen definitiva de Fluxus.
Sin pretender erigirse en cierre de las cuestiones que Fluxus plantea, la obra se ofrece como cauce para entablar un debate productivo sobre este movimiento y su fructífera presencia en el arte actual.