2020. Confinamiento. Un mundo surreal. Caos. Un viaje global hacia lo interno. Escenas nunca vistas, emociones nunca sentidas. Una unión nunca antes experimentada. El ser humano entró en razón, y por lo menos para un corto plazo aprendió que solo responsabilizándose de su propio bienestar logrará contribuir al bienestar de los demás. Comprendió que no hay otra manera de cuidar a los demás que cuidándose a uno mismo.
Lo que tenemos que tener claro es que en la vida, con mascarilla o sin ella, debemos reflexionar antes de dar cualquier paso. Debemos ser conscientes que hagamos lo que hagamos, nuestros actos siempre tienen consecuencias, y que de una manera u otra siempre aportamos a la vida de cualquiera que se relacione con nosotros de cualquier forma.
Debemos ser conscientes que no somos responsables de la vida del otro, de su bienestar o malestar, no obstante, somos una influencia para su vida, desde el momento que decidimos relacionarnos con él. Buena o mala, pero somos influencia.