"Cierto es que no soy hombre de letras, y que no sé poner en orden lo que escribo. Empecé esta labor empeñado en narrar las desgracias que han asolado nuestro país y nuestra fe, producto de la insensatez y del egoísmo no sólo de religiosos o políticos, sino también de nosotros, los militares. La indignación de ver los graves errores que han causado la muerte de tantos inocentes, es lo que me ha impulsado a ponerlos por escrito hasta el día de hoy, en el que ya no nos sacrificamos en aras de la virtud y del patriotismo, y nos encontramos en una situación tan miserable que corremos el peligro de desaparecer."
Con estas palabras comienza el general Macriyanis el relato de sus Memorias, un singular texto de las letras neogriegas tanto por su valor filológico como histórico: filológico porque están escritas en una lengua pura, sin adulterar, lejos de las influencias cultistas de la época; histórico, porque es un relato en primera persona sobre la Guerra de Independencia, el parlamentarismo griego, la llegada del rey Otón y la redacción de la primera Constitución, un relato que, aunque apasionado, intenta mantener página a página la objetividad histórica. Pero más allá de todo esto, el lector tiene ante sí el devenir de la vida de un hombre sencillo, que en ningún momento silencia el profundo amor por su patria y sus ideales, como tampoco el dolor de verla desgarrada por los intereses, los personalismos y la ambición, tanto de los propios ciudadanos griegos como de las Potencias extranjeras.