Israel trabaja en un corner de una tienda empotrada en otra tienda situada en la planta baja del centro comercial La Vaguada. Antes era un soñador y tenía la cabeza llena de pájaros y de romanticismo, pero ahora, después de haber leído un libro de autoayuda que le ha prometido que será mejor persona, ha adoptado un estilo de vida fluido. Preso de un destino que lo aboca al nihilismo, Israel, como todo buen antihéroe, deberá enfrentarse a su propia destrucción. En un recorrido frenético, febril y trepidante, que parece haber sido sacado del capítulo del descenso a los infiernos del Ulises de Joyce, y que se desarrolla también en un solo y enloquecido día, el centro comercial (espejo de la realidad entera) se convierte en nuestro patio de juegos moderno, donde todo se consigue y todo transcurre, y en una metáfora perfecta del mundo.
Una novela generacional, melancólicamente humorística, que huye de la solemnidad y evoluciona entre la ironía y una encantadora ingenuidad.