¿Qué tiene que ver la crisis con los recortes y el ambiente laboral que tratan de imponer los alienígenas ratoniles venidos de otros mundos, tan extraterrenales como la lógica mundial y el utópico bienestar perdido de otras épocas?
En la mente del desquiciado protagonista de esta novela, tiene mucho que ver, sobre todo desde el momento en que en primera persona te va narrando las más inconcebibles de las
incongruencias descabelladas jamás contadas, en una aventura frenética hacia el desastre de un país recortado y ninguneado por las altas instancias de su trastocada mente.
Con esta controvertida novela, Fernando Ortuño hace una incursión, de una manera, eso sí, desternillante y corrosiva, demoledoramente crítica y sarcástica a la realidad de nuestro tiempo, en el género que se inauguró en el siglo I de nuestra era con El Satiricón de Petronio: La sátira, es decir, la burla cáustica y mordaz, ingeniosamente premeditada e implacable de una cierta serie de cosas impuestas por la sociedad, y que ésta proclama y decreta como justas, buenas y perdurables, cuando, desde el punto de vista del autor, no lo son en absoluto.