"Cómo entrevistar a una estrella de rock y no morir en el intento" ofrece un acoso múltiple a algunas de las principales figuras del siglo XX. El autor sube a un automóvil para perseguir el convoy de Paul McCartney por las calles de Buenos Aires hasta entablar una "conversación" a señas de coche a coche; aborda un avión donde se acerca a Jon Bon Jovi y logra un extraño momento de sinceridad (el astro se quita sus lentes oscuros); se encuentra con el sofisticado Bowie y sus dientes amarillos en un camerino brasileño que más parece un basurero; recibe la encomienda de Johnny Rotten de comprar cigarros; habla por larga distancia con Bono, la comunicación se corta y el cantante de U2 le llama de regreso; encara uno por uno a los Bee Gees y descubre que ninguno quiere hablar del otro y odian la palabra que los une (hermanos); recibe el esperado regaño de Lou Reed y se somete a su interrogatorio.
La escena musical semeja un avión de combate donde las turbulencias son una magnífica noticia, la señal de que la nave aún no ha sido derribada. Este libro tiene un valor de caja negra, el insólito depósito donde se registran las últimas palabras antes de que todo sea accidente y grito y fuego y estallido.