En el Diván del Tamarit, Lorca vuelve a dar una vuelta de tuerca a la forma de sus poemas, experimentando y jugando con las llamadas casidas y gacelas en un claro guiño a la poesía árabe del Reino de Granada. Adoptando esta forma, Lorca vuelve a aproximarse a los temas estrella de su producción; el amor (correspondiente a las casidas) y la muerte (correspondiente a las gacelas), ambos teñidos por el inmenso sufrimiento de la homosexualidad reprimida del poeta.-