La fingida Arcadia es una comedia de Tirso de Molina escrita en homenaje a Lope de Vega, que sigue las normas de las palatinas, pero impregnada de un bucolismo artificial propio del Renacimiento.
Fragmento de la obra
Jornada primera
(Salen Lucrecia y Ángela, criada.)
Lucrecia: "Silvio, a una blanca corderilla suya
de celos de un pastor, tiró el cayado
con ser la más hermosa del ganado.
¡Oh Amor! ¡Qué no podrá la fuerza tuya!
Huyó quejosa, que es razón que huya
habiéndola, sin culpa, castigado;
lloró el pastor, buscando el monte y prado;
que es justo que quien debe restituya.
Hallóla una pastora en esta afrenta,
y al fin la trajo al dueño, aunque tirano,
de verle arrepentido, enternecida.
Dióla sal el pastor, y ella contenta
la toma de la misma ingrata mano,
que un firme amor cualquier agravio olvida."
No se pudo decir más;
hasta aquí la pluma llega.
Ángela: Pluma de Lope de Vega
la fama se deja atrás.
Lucrecia: ¡Prodigioso hombre! ¡No sé
qué diera por conocerle!
A España fuera por verle,
si a ver a Salomón fue
la celebrada etiopisa.
Ángela: Compara con proporción
que no es Lope, Salomón.
Lucrecia: Lo que su fama me avisa,
lo que en sus escritos leo,
lo que enriquece su tierra,
lo que su espíritu encierra,
y lo que verle deseo,
mi comparación excusa;
y a él le da más alabanza
lo que por su ingenio alcanza
que a esotro su ciencia infusa.
Tan aficionada estoy
a la nación española,
que porque tú lo eres, sola,
contigo gustosa estoy
lo más del día.