Mi palomita negra es un soplo y un suspiro del corazón de una sociedad rota. Grita los dolores y las penas de la infancia y la juventud en una sociedad crítica. Cada uno de los versos grita las emociones silenciosas y mudas que han surgido ante la pérdida, las fracturas sociales y el dolor constante sin felicidad ni esperanza de volver a ver la luz del cielo. De lo perdido a lo oscuro, cada palabra es una lágrima caída, una lágrima no enjugada o una lágrima seca. Es el grito de dolor del alma de un pueblo.