Las cadenas del demonio de Pedro Calderón de la Barca nos narra la historia de Irene, hija del rey de Armenia, Polemón. Irene vive desterrada por mandato de su padre. Este trata de evitar así el cumplimiento de los vaticinios que auguraban desgracias al reino tras su nacimiento.
La única presencia humana que conoce es la de sus servidoras Silvia y Flora, a través de las cuales tiene noticias del mundo exterior.
Su ánimo se desploma cuando le informan de que su padre ha decidido que le suceda en el trono uno de sus sobrinos, a los que ha llamado a su presencia. Éstos son Ceusis, ambicioso, soberbio y cruel, y Licanoro, de carácter débil y humilde.
Desesperada, Irene ofrece su alma al demonio a cambio de conseguir la libertad y su regreso al reino que le corresponde. El pacto queda sellado y el demonio consigue deslumbrar a la joven haciendo alarde de sus poderes mágicos.
La aparición de la figura de San Bartolomé va a cambiar el rumbo de los acontecimientos. Finalmente, el santo libera a Irene de los tormentos que la afligen, devolviendo a Irene la libertad de su alma, tras expulsar al demonio con la ayuda de la gracia divina.