Robert Morris (Kansas City, 1931) es uno de los artistas clave para entender el desarrollo y la evolución del arte durante la segunda mitad del siglo XX. Su obra ha transitado prácticamente por la mayoría de los movimientos y tendencias del arte desde finales de los años cincuenta hasta la actualidad. Ha pintado a la manera expresionista, ha realizado obras neodadaístas y conceptuales, estructuras primarias y formas escultóricas minimalistas, trabajos de arte procesual, intervenciones en el arte de la tierra, acciones de reivindicación social, crítica institucional al museo y la galería, danza, performance, vídeo o dibujo.
Aunque ha sido su vinculación con el minimal art y la escultura de los años sesenta la que le ha garantizado un lugar en el canon del arte contemporáneo, la riqueza de su producción artística abarca otro gran número de preocupaciones y temáticas entre las que se encuentran la experiencia del cuerpo, el movimiento, el proceso, el tiempo real, la reivindicación de la condición social del artista como trabajador, la relación entre visión y ceguera, entre texto e imagen, la memoria, la muerte, la catástrofe o la melancolía. Cuestiones en todos los casos atravesadas por una crítica audaz e inteligente tanto al modernismo y su concepción del arte como un aparte de la vida, como a la modernidad entera en tanto que sistema opresor, disciplinario y deshumanizador.