¿Quién es esa mujer que pende hacia el vacío con un pie atado? ¿Quién a la manera de un péndulo, se tiende hacia abajo, hasta el confín? ¿Por qué está atada de un solo pie? ¿La mujer está con vida o ya murió? ¿Descorrió el velo? ¿Qué abismo la espera? ¿El abismo está arriba o abajo? ¿Quién ató su pie? ¿Se ató a si misma? ¿Hacia dónde dirige sus miradas una mujer perpleja? ¿Está desnuda? ¿Es que acaso no conoció la vida? ¿Espera la muerte? ¿Qué pasaría si el cordel se quebranta? La mujer ahí tendida, ¿se formula preguntas? ¿Pudo ver la esfera primera que la albergó? ¿Es que acaso alcanzó la suprema lucidez?
Estas son algunas de las interrogantes que se formula Mía Gallegos en La deslumbrada. El origen de este libro fue la obsesión por comprender la distancia entre la poesía y la filosofía se separaron fue libro.
La autora los ha llamado textos porque más allá de cuentos se trata de acercarse a una posible respuesta a las anteriores interrogantes.