El hombre de la mirada elevada, el protagonista anónimo de esta infrecuente novela, vive condicionado por una particularidad orgánica que le ha impedido relacionarse con su entorno de una forma normal. Esta peculiaridad consiste en la naturaleza insólita de su mirada, cuya fuerza lo empuja a observar con un detenimiento y minuciosidad enfermiza aquello que lo rodea, hasta el punto de hallar millones de matices en cada objeto en el que deposita dicha mirada.
Su vida trascurre lo más apartada posible de la sociedad con el fin de no violentar con sus silencios y con su más que escrutadora mirada a las personas de su entorno, sin embargo, cuando conoce a Berta, una mujer que parece padecer (o disfrutar) de la misma anomalía que él, su percepción de sí mismo se trasforma.