La República Argentina. Una nación con una vocación autodestructiva de proporciones dramáticas. Casi 4 generaciones de cero educación, de ignorancia, de odio al trabajo, resaltando el valor de la miseria, de apego a la dadiva, de vivir de lo ajeno, de apropiarse derechos y endosar obligaciones.
Hicieron de todo para quedarse con la ciudad y lo lograron, la ciudad es de ustedes, pero también sera su tumba. Es un mausoleo enorme, monstruoso. Cosecharon exactamente lo que sembraron. Es justo. Un triple muro gigante encierra décadas de amarguras, de ladroneo por parte de políticos inmundos, de vagancia legislada, de depredación disfrazada de soberanía, de pillaje simulando justicia social.
Alguna vez hubo uno de lo tantos energúmenos que por desgracia dirigió el país que acuñó el lema alpargatas si, libros no. Jamás les importo absolutamente nada la miseria de los pobres. Por el contrario la exacerbaban, la enaltecían y en ese accionar contaban con la inestimable colaboración de la iglesia católica.
El razonamiento era muy astuto, si la gran masa de nuestros votos provienen de los mas pobres e ignorantes, hagamos que sigan siendo pobres y mas ignorantes. En definitiva solo eran la palanca para asaltar el poder. Inventaron millones de esclavos culturales.
Dios bendiga a la nueva Argentina.