A Josep Asensi, de pequeño, le dieron a leer unos librillos sobre mitología para que viera lo ridículos que eran los falsos dioses del paganismo; lograron todo lo contrario. Enamorado de la mitología, devoró cuanto cayó en sus manos. Lector obsesivo, conoció a Homero y ya no lo abandonó. Aficionado a la Historia, se empapó con todo lo que estuvo a su alcance. Con el tiempo descubrió que había un lugar común en el que confluían la mitología, la épica y la Historia: la Edad del Bronce.
Apasionado con los héroes de antaño, y con mucho tiempo libre, se decidió a recrear la Grecia del segundo milenio antes de nuestra Era con la misma precisión de su oficio: cirujano. Así nació Layos, una novela ambientada en la ciudad de Tebas mil años antes del nacimiento de Pericles, cuando los escudos eran de piel de buey y los yelmos se fabricaban con colmillos de jabalí.
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